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OPINIÓN

“La tierra del terrorismo, el narcotráfico y el tráfico de armas: un lugar impenetrable para el Estado Chileno”

  • Miércoles 20 de enero de 2021
  • 17:04 hrs

Alejandro Cárcamo Righetti, abogado se refirió al sistema institucional en el país.

Alejandro Cárcamo Righetti 

Abogado

"Los recientes acontecimientos en la zona sur de nuestro país, específicamente en Temucuicui, con un operativo policial de más de ochocientos cincuenta efectivos donde el resultado fue la muerte de uno de ellos y, al menos, diez heridos, no debieran en lo absoluto sorprendernos, puesto que no son más que una muestra adicional de la violencia organizada y desatada en dicho territorio desde hace años, todo, estrechamente vinculado con delitos como el terrorismo, el tráfico de armas y el narcotráfico.  

En ese contexto, consideramos que los hechos conocidos por la opinión pública debieran llevarnos a reflexionar acerca de la incapacidad de nuestro sistema institucional -legal, judicial y policial- de hacer frente al drama que millares de chilenos sufren a diario en dicha zona geográfica, al verse enfrentados a lo que diversos columnistas han denominado como el “Far West Chileno”.

Son diversos los gobiernos, con distintos signos políticos, repletos de prejuicios y temores, lo que han sido incapaces de combatir y enfrentar el crimen organizado, los ataques a escuelas, camiones, fundos, casas particulares, inmuebles públicos, entre otros, que cada vez, parecen más incontrolables. 

Organismos policiales, lamentablemente deslegitimados por numerosos y sucesivos actos de corrupción, se ven inhibidos de usar la fuerza legítima como medio de defensa del estado de derecho en la zona. 

Un Ministerio Público temeroso e inoperante cuando se trata de investigar y perseguir estos delitos. 

Un aparato jurisdiccional autocomplaciente pese a los escasos resultados obtenidos cuando se trata de enjuiciar a los autores de dichos delitos -en aquellos exiguos casos en que son identificados-. 

Un sistema de inteligencia que ha demostrado una y otra vez su torpeza e ineficacia en el apoyo a las medidas de intervención que se han intentado en la zona. 

Como corolario, una opinión pública que desconfía de todas las instituciones, llegando a dudar de toda actividad estatal que se despliegue en la zona para, intentar -aunque sea inoficiosamente-, controlar lo que ya hace años parece incontrolable.

¿Cuál es la solución? En este escenario resulta una interrogante de difícil respuesta, no obstante, hay algo claro, el Estado no puede ni debe claudicar en hacer imperar, aun por la fuerza si es necesario, el estado de derecho. Es una de las funciones básicas que como comunidad social y políticamente organizada le confiamos. Es una de las labores mínimas que justifican su existencia.  

El proceso de perfeccionamiento institucional que vendrá de la mano con la elaboración de un nuevo texto constitucional no puede ser hoy, un obstáculo para que las instituciones “funcionen”, ya que, si se aguarda la consolidación de aquello para actuar valiente y decididamente, puede ser demasiado tarde..."